La gata, de panza enorme,
corre por toda la casa;
persiguiendo a los ratones,
pero jamás los alcanza.
-Nunca los vas a atrapar-
le dice el gato, sonriendo.
-De la gordura que tienes,
las ratas se están riendo.
-Pues, enséñame a cazar-
le contesta ella enfadada;
-porque no puedo aguantar,
ya más, esta ratonada.
-Es lo último que haría-
le responde el señor gato.
-Si cazaras, cada día,
te comerías tres o cuatro.
-Pero, es que si te complazco
y hago la paz con las ratas,
sería, en muy poco tiempo,
tan gorda como una vaca.
-Déjame seguirlo haciendo,
que, así, mantengo mi forma,
prefiero seguir corriendo,
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